El mayor desasosiego lo sentí hurgando en mis bragas
más adentro de las mismas pieles
más cautivo que el mismo capital
el de nuestra propia mente.
Hay cierto grado de malquerer en el dinero
en el olor
y en el pálpito que te dice;
corre!
Pero,
tardas en correr,
en correrte, no tanto.
Así terminó todo.
Con un drástico empeño en autodestruirme.
Y el tiempo pasaba
y yo tan lejos de llegar a completar mi lógica de la incertidumbre.
La locura,
yo sé que me conoció en plena pandemia,
la no maternidad también,
y la música de Bach,
vaya música,
me rompió un poquito más las ondas cerebrales,
que pena de restricciónes en el arte…
Hay que matarlxs a todxs!
Me cambié de piso otra vez.
No sirvió para nada más que para romperme la espalda.
Mudarse es un chollo para esta purga
que ya va por la segunda temporada.
Esto es una purga,
y ya está.
Háganme caso pequeñxs rebeldes.
Bélgica, Italia?
Cual eliges?
Lo único que se,
es,
que esta vez,
por fin,
no te elijo a ti,
no vaya a ser que vuelva a romperme la espalda,
y Bach,
no pueda venir a salvarme de esta jodida distopía de mierda.
Ya falta poco,
las pastillas de colores están llegando,
Porque las ayudas,
no.
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